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lunes, 10 de febrero de 2014



Supervivencia



  Es sorprendente la manera en la que el ser humano se adapta para sobrevivir en las diversas circunstancias a las que su contexto vital le enfrenta,lo que me lleva a sospechar que al contrario de lo que sucede con otras formas de vida más inocentes e inofensivas ( el tirano saurio, el mamut, el lobo marsupial o la foca monje del caribe) tenemos homo sapiens para rato.Este no desaparecerá sin llevarse por delante todo lo que de vida pueda haber en este planeta.
Paradójicamente parece ser que la razón de este despropósito es que el hombre tiene la capacidad del lenguaje, una herramienta que le sirve para comunicarse con los demás y para desarrollar el conocimiento lógico o lo que es lo mismo la inteligencia. Pero,¿se puede considerar sabio a quien propicia, aunque sea muy a la larga, su autodestrucción?
 Carlos Gallego Brizuela en un artículo sobre Delibes titulado El compromiso ciudadano de Miguel Delibes pone de manifiesto cómo durante la guerra civil española y la inmediata posguerra, los habitantes de Valladolid , llevados por ese instinto de supervivencia, son capaces de convertir en una romería  los fusilamientos perpetrados en un lugar de esa ciudad llamado San Isidro. Allí se reúnen desde primeras horas de la mañana los vallisoletanos en familia, entorno a chiringuitos donde degustan churros y anís, para disfrutar del espectáculo.
 Para sobrevivir, como ya le ocurriera a Lázaro de Tormes, hay que arrimarse a los buenos, es decir, a aquellos de los que se puede sacar provecho, y en el caso de las ejecuciones masivas de San Isidro los buenos eran los adalides del movimiento nacional en connivencia con la iglesia que dotaba a la causa de un hálito de inspiración divina.
Parece ser que lo que hace del ser humano una especie exitosa frente a las demás no es la sabiduría o el don de la inteligencia sino la hipocresía y la falta de piedad hacia sus congéneres y hacia el resto de especies. Pero nuestra ignorancia nos hará pagar un alto precio. ¡Ahhh, pero a mí que me importa! si yo no lo voy a ver, para entonces ya estaré dando malvas y...¡ el que venga detrás que arree!, como dicen en mi pueblo. 

                                                                                                                                  Conchi Rivera Lobo

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